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El sentido de la Oración

Foto del escritor: artesantadelalmaartesantadelalma

Actualizado: 13 dic 2018

El sentido de la oración es materializar el espíritu y hacer que ese Dios que percibimos lejano sea un Dios más cercano. La oración como palabra debe tener lógica, inicio y fin, viene del latín orāre, y quiere decir “hablar, pedir o rogar por algo”. Pero sobre todo debe ser ese puente que aproxima, es entender que Dios es cercano y que se amplifica de adentro hacia afuera, así como el amor.





Ese “sol” que es Dios, no debería estar arriba, sino dentro de cada individuo, comúnmente los seres humanos olvidan que vienen y son esencia de Dios, de esta forma adquieren unos comportamientos como si fueran un ser diferente a Dios.


A veces incluso se convierten en dioses, cuando dicen que no pertenecen a Dios, con estos comportamientos llega la ira, el orgullo, la soberbia a sus corazones y estos individuos son influenciados por energías que no les corresponden y empiezan a crear dioses. Como pasaba en el antiguo testamento donde se renegaba de la existencia de Dios, ese “Sol”, y se debatía pertenecer o no a Él, hasta crear una cantidad de soles e incluso otros sistemas solares, que no son necesarios si cada ser en la tierra se conecta con la fuente y recuerda que desde el génesis “venimos de Dios porque fuimos creados a imagen y semejanza suya”.


El olvido de esa semejanza se debe a que históricamente se concibe a un Dios muy arriba, muy lejano. Se cree que no se es semejante a lo que no se puede ver y/o no se puede tocar. La identificación del individuo con el “Sol” llena de prejuicios y miedos al ser humano, se compara “el sol” con una energía a la que es imposible aproximarse. Lo que en el inconsciente se lee como a quién la gente no se va a acercar, no merece cuidados, ni abrazos. Porque aunque el sol esté ahí y nutra nuestros cuerpos físicos, no se acerca. Finalmente la oración viene a recordar que “nosotros somos un Dios en nosotros”.


Se debe volver a Dios y la mejor forma es enamorarse de Él, porque solo en este estado se desea tener a alguien cerca todo el tiempo. El asunto es cómo amarse a sí mismo, recordando cuál es el origen es Dios, ser en Dios, “criaturas de Él somos, venimos de Él y provenimos de Él”.

Cada uno de nosotros es el Dios viviente y lo que debemos hacer es descubrirlo en el otro, todos tenemos ese pedacito de Dios y se nos olvida. En algunos casos es más fácil ver a la oscuridad que la luz; la oración nos invita ahora a buscar la luz en nosotros para que saque a la oscuridad, las preocupaciones atraen a la oscuridad, es mejor ocuparnos en saber dónde está Dios en nosotros para atraer toda su luz.


Para recuperar esta luz y amplificarla nos dan diferentes herramientas o tipos de oraciones sanación, liberación, agradecimiento, petición, suplica, rezos, mantras, meditaciones, contemplaciones, alabanzas, entre otras.


El mejor ejemplo de oración es el Padre nuestro; en esta oración se reconoce a Dios como padre y creador, se le plantean nuestras necesidades, luego admitimos que somos pecadores y por último damos gracias al señor. Esta secuencia es perfecta para aprender a orar, ayuda a reconocer en nosotros la presencia de Dios cercano, admitimos la necesidad de Dios, aceptamos nuestra fragilidad como criaturas, y damos gracias por lo recibido.


Marta Elena Gutiérrez Higuita




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